sábado, 28 de julio de 2012


Mi amiga Dolly...

Ahora me toca contarles una historia que muestra como mi dueña, su novio y un grupo de amigos lograron cambiarle la vida a un ser vivo.



El inicio…
Todo inició el pasado 16 de junio, cuando la perrita quedo en la casa de una persona que no le gustan los animales; y para ahuyentarla le comenzó a pegar. Todo fue tan rápido y triste.

No podía entender como alguien atentaba contra la vida de un perro, y lo que es peor, en presencia de su hijo. Ese día, mi dueña y su novio, la tomaron para llevarla a una finca de un conocido en Arraijan, pero antes quisieron pasar a que la revisaran, a la clínica donde me atienden. A sorpresa de ellos, la perrita iba a necesitar quedarse para revisarla bien, ya que estaba cojeando.

A los pocos días de haber llegado a la clínica

Al día siguiente la doctora les dijo que tenía una pata dislocada y necesitaba una operación, la misma se la dejaban en B/.375.00, adicional los costos de hospedaje, medicamentos, esterilización, etc. etc. Fue notoria la cara de preocupación y tristeza de mi dueña, era mucha plata que no tenemos. Sin embargo, de su boca salió un “procedan a operarla”. En ese momento aún no sabíamos cómo se iba a pagar la cuenta.

Radiografía que muestra la pata trasera dislocada (derecha)

Al momento de la cirugía de la pata trasera

Consiguiendo los recursos...
Ella nunca compra lotería, y en los dos sorteos siguientes probo suerte… pero no se gano nadaaaaaaa. Paralelo al plan A (el de la lotería), comenzaron con el plan B, pedir ayuda a las amistades cercanas y que sabemos quieren mucho a los animales.
Fue sorprendente todas las respuestas positivas que recibieron. Cada vez que teníamos un aporte, les daba fuerzas para seguir con el plan.

Con la ayuda de David, Kathia, Harold, Alitza, Vielsa, Ing. Marcela, Ovidio, Tomás, Jorge, Eduardo, Mari, Liriola, Amarilis y Cuto; se logro reunir B/.445.00, por lo que mi dueña y su novio sólo tuvieron que poner B./236.00. Todo estaba saliendo bien. En la clínica nos donaron la comida y nos ayudaron con los costos. Se portaron a la altura con Dolly, estaba de lo más bien atendida. Comenzaba a cambiar su vida…

Encariñamiento…
Durante los 41 días que estuvo hospitalizada, prácticamente fueron todos los días a visitarla. Poco a poco vieron como mejoraba  su pata, su peso y sobre todo su estado de ánimo. Se encariñaron mucho con ella. Por una extraña razón, yo no sentía celos. Dolly me caía bien. Mi dueña y su novio hicieron lo posible por mantenerla en la clínica hasta que la doctora le diera de alta, para que al momento de darla en adopción, estuviera lo más recuperada posible.

Pidiendo caricias



Y el nombre…
Un día la doctora nos preguntó cómo se llamaba. Uffff, buena pregunta!!! Se le puso momentáneamente “Princesa”; pero mis dueños no estaban muy contentos con ese nombre. Querían escogerle otro. Pasaron parte de una noche tirando al aire distintas opciones,  ya estaba aburrido de escucharlos.  Hasta que por fin, sale el nombre de Dolly. Ese le encanto a mi dueña, le recodaba mucho a la pececita de la película  “Nemo”,  que siempre estaba alegre. Ese era el nombre ideal para esta perrita tan luchadora.


Al día siguiente fueron a comprarle la plaquita con su nombre, dejando el espacio para colocar los datos de la familia que tuviera la dicha de adoptarla.

La mejor familia para Dolly…
Con su nuevo dueño
Fue otro momento de gran preocupación para mi dueña y su novio. La primera opción que tenían de una finca en Arraijan, ya no era la mejor porque el terreno no se prestaba para una mejor recuperación de su pata. Querían conseguir una familia que la llegara a querer mucho y que le dieran todas las atenciones que Dolly necesitaba, incluyendo una buena educación. Llegando la fecha en que se le iba a dar de alta en la clínica, comenzamos a difundir la información a las asociaciones protectoras de animales.

El pasado miércoles 25/7 salió el anuncio y al día siguiente ya me estaban llamando que se la iban a llevar. Todo fue tan rápido. Mi dueña  tuvo una extraña “tristeza de alegría”. Suena raro, pero eso existe.  Sintió tristeza porque no se había alcanzado a despedir, pero a la vez alegría porque la clínica le comentó por teléfono que era la mejor opción para Dolly.

Por suerte, la familia que la adopto fue comprensiva y le ofreció que podrían ir a verla cuando quisieran. Guauuuu, que alivio sintió ella. Iba a poder ir a despedirse de Dolly… y así fue. Ayer, viernes fueron y vieron lo bien que estaba. La tenían súper consentida. Se notaba que en poco tiempo de estar con ellos, ya era otro miembro más de la familia.
Camino a casa

En su nueva casa, con su nueva hermanita. Teniendo camita propia,
ella se acostó en la de su segunda hermanita.


Fue algo sorprendente como Diosito puso todo en la vida de Dolly. Realmente es una perrita bendecida. Como dicen sus nuevos dueños “Dolly roba corazones”. 



Es cierto que fue maltratada por una persona, pero fue rescatada por muchas.  Esto me muestra que hay más personas consientes en la protección de animales, que inconscientes en cuanto a este tema. Y esto me da mucha energía para seguir brincando y dándole alegrías a mi dueña.

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